Después de unas efímeras vacaciones, cuando menos
así las percibí, y luego de haber tolerado
en el otrora bello puerto de Progreso de Castro un sol abrasador, una
cantidad impresionante de gente, precios exorbitantes, playas sucias, y no me
refiero a la marea roja, regreso al hogar. A mi llegada siento el oloroso aroma
de mi pueblo: los cuatro basureros clandestinos con que convivimos me
avisan que estoy en casa. La basura me
recibe con los brazos abiertos, agradezco a dios que no hallan tirado animales
putrefactos.
Me entero de cosas tristes, de lamentables decesos.
Desde esta columna le externo a los deudores mi mas sincero pésame.
Llego al parque principal, pregunto, ¿Qué hay de
nuevo?. No debí haberlo hecho, un busto multicolor coronando la esquina
sur-oriente, exactamente frente al extremo oriental del palacio municipal,
fue la respuesta a mi pregunta.
No podía dar crédito a lo que mis ojos veían. El
busto de Pepillín en alegres colores flanqueado por estatuas, tamaño natural,
de sus muñecos: “Jorgito” y el “Chel de Kanasin”.
Repuesto del impacto que en mi causo tan abominable
atentado al buen gusto me dedique, y aún me dedico, a localizar razones para
tal honor. Y digo aún me dedico, pues hasta este instante no he podido
encontrar uno solo que lo justifique.
No, no tengo nada en contra del que en vida
respondiera al nombre de Omar Suarez. Lo que si estoy en contra es la de
rendirle honores a una persona que no hizo nada para merecerlo. A continuación
me permitiré hacer una remembranza de la “gloriosa” vida de Pepillín.
Pepillín, nombre artístico del laureado Sr Suarez,
fue tomado, casi, al píe de la letra del nombre artístico de Cepillín, conocido
en todo México como el “payasito de la tele”, el maquillaje que detentaba este
Pepillín fue también copia exacta del de Cepillín.
Su muñeco Jorgito nació porque Cepillín tenía
también un muñeco igualito al de él.
El payasito Pepillín, amigo de los niños, de los
papas de los niños y en especial de la cartera de los papas de los niños,
cobraba $300.00 mas cuando la función era para Kanasin que cuando era para
Mérida.
Pepillín vivió en Kanasin tres meses, en esos tres
meses descubrió que Kanasin es una porquería y regreso a Mérida para nunca
volver, a menos que se le pague por adelantado 300 pesos mas que en Mérida.
Los precios que tenia para presentarse en una fiesta
infantil convertía a su espectáculo en elitista ya que no cualquiera podía
pagar lo que el cobraba. La única forma de verlo era por televisión, y no siempre ya que a veces no salía y metía
a algún cuate payaso a hacerle el quite.
Su mayor éxito fue su muñeco “El chel de Kanasin”.
Si usted cree que Kanasin fue conocido gracias a este muñeco, esta en un error.
Pepillín y su muñequito no aporto nada a la promoción del poblado. El Sr.
Suárez utilizo el nombre de Kanasin, obtuvo por esto mucho dinero y todo sin
pagar un solo un peso en regalías
Con su Chel de Kanasin, que no es de Kanasin, el Sr.
Suárez, dio una imagen falsa del pueblo y su gente. En Kanasin la gente se saluda
con la palabra “Primo” que es mas de iguales y encierra afecto y amistad, el
Chel decía “Que onda hija” esta expresión impone servidumbre y otorga un tratamiento de mujer a ellos y ellas por
igual. Es ofensivo de origen.
Solo faltaría declarar el 16 de agosto el día de
Pepillín y convocar año con año al pueblo a rendir honores de héroe con flores
y a cantar a coro “Cuando comas xeq no le pongas ic, porque viene el pec y
te muerde el xic”. Por cierto esta canción no era de su inspiración, otro
plagio.
Como justo colofón a un sujeto que vivió plagiando conceptos, obras e ideas en la placa que se puso al pie del colorido busto, reza la frase “nuestro amigo fiel”. Ya ni toy story se las gasto así.
Este busto, al igual que la horrible piedra que corona el palacio municipal, fue heredado de la Administración Municipal anterior, la del Sr. Pastor Cauich a la actual. Me indigna saber que los escasos recursos del ayuntamiento se utilicen en glorificar a quien no se lo merece. Cuando se muera mi cuñado Carlos voy a proponer se le levante un monumento. ¿Qué opina don Felipe?, de mi cuñado Milo, no porque lleva mucho material.
Pedro
E. Gorocica Orozco
Kanasin,
Yuc. 21 de agosto del 2001