De fiesta se vistió el poblado el pasado martes 27
cuando las reliquias de Santa Teresita del Niño Jesús nos visito. Las
expectativas en cuanto a la cantidad de gente que vendría fue superada con creces.
El júbilo hizo explosión y en medio de vivas, porras y cánticos la comunidad
católica celebró tan feliz acontecimiento. La celebración de amor unió a
propios y extraños
No se trato de un acto de adoración, el único a
quien puede darse este tratamiento es a Dios. Se trato mas bien de un
tumultuoso acto de fe, de recogimiento y reconciliación de cada uno de los
presentes consigo mismo y con los demás, el pretexto fueron las reliquias de
esa santa mujer que como un ejemplo de vida virtuosa fue Teresita, la siempre
hermana Teresita.
Recordamos a aquella “alma muy pequeña, que sólo
puede ofrecer cosas muy pequeñas a Nuestro Señor” que, en 1897 ante su
inminente muerte realizo tres declaraciones:
"Nunca he dado a Dios más que amor, y Él me
pagará con amor. Después de mi muerte dejaré caer una lluvia de rosas."
"Pasaré mi Cielo haciendo bien sobre la
tierra."
"Mi caminito es el camino de la infancia
espiritual, el camino de la confianza y de la entrega absoluta."
Muchos aprovechamos esa hermosa ocasión para pedir
por intermedio de la santa favores y dones y muchos también, a una sola voz,
oramos por lo que la hermana del convento carmelita de Lisieux vivió, las
misiones de verdad y de amor en Cristo:
Oh Santa Teresita del Niño Jesús, que has sido
justamente proclamada Patrona de las Misiones de todo el mundo: acuérdate de
los ardentísimos deseos de mostrarte, cuando vivías en la tierra, de querer
plantar la Cruz de Jesucristo en todas las naciones, y anunciar el Evangelio
hasta la consumación de los siglos. Te suplicamos que ayudes, según tu promesa,
a los sacerdotes, a los misioneros y a toda la Iglesia. Así sea.
María Francisca Teresa Martín, Santa Teresita del
Niño Jesús ¡Ruega por nosotros!
Pedro E. Gorocica Orozco
kanasinero@yahoo.com
Kanasin, Yuc. 29 de Marzo del 2001